Los hechos impredecibles están a la vuelta de la esquina. Forman parte de lo cotidiano, a tal punto que hay que concientizarse de que pueden ocurrir en cualquier momento. Hasta cuando se cree que las cosas están más o menos encaminadas. Una muestra de ello fue la semana que pasó, en la que de manera sucesiva se produjeron contagios todos los días (menos el viernes), lo que alteró la (leve) tranquilidad con la que se mueven los misioneros.
Ahí radica una de las observaciones a tener en cuenta. Cuando menos se espera, un pequeño cimbronazo puede aparecer. Las causas pueden ser múltiples, aunque la principal es la negligencia. Si no, repasemos la celebración que se realizó en la localidad de 9 de Julio a la que asistió un caso positivo, que trajo como efecto colateral un número importante de aislados. Pero el foco no sólo está ahí, sino comprender que va a ser así por un buen tiempo. Por lo tanto, para seguir con las actividades de pie y no retroceder hay que ser racionales.
De hecho, a excepción del turismo interno, todo siguió como hasta ahora, con la salvedad que algunos municipios suspendieron actividades hasta que todo se normalice. Con rebrotes en varios puntos del mundo y más de 700 mil casos en el país, hay cuestiones que inquietan a la población como la frontera, aunque para contener esa intranquilidad, distintos referentes del gobierno provincial avisaron que si bien decide la Nación, hay un pedido especial para que siga restringida. Entonces, el día a día se posa en lo interno. En seguir, pero conscientes que acá el conjunto debe tirar de la misma cuerda. Lo mencionó Sergio Bresiski, titular de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas. “Hay que dejar de mirarse el ombligo y apuntar al bien común”, reflexionó. Es decir que la máquina gire, con los eslabones aceitados, cumpliendo cada uno la función que beneficiará al otro.
Si el misionero dejará su dinero en la provincia, porque el momento así lo demanda, que los otros actores (turismo, gastronomía) entiendan que deben acompañar. Con el espaldarazo de que el Estado provincial está para contener a esos sectores más golpeados hasta que haya una luz que indique una salida a este contexto. La situación afecta a todos, claro está. Pero esa retroalimentación entre los misioneros es el mejor sostén para hacer equilibrio.
Dejar de lado vanidades, intereses y compenetrarse con la realidad son las premisas. Un ejemplo es la unión de los sectores para reclamar el territorio aduanero especial, que posibilite una zona franca. Hacia allí apunta Bresiski en su apreciación. Crecer con objetivos propios y funcionales a todos. Hay un primer paso. Que, se espera, marque el quiebre a futuro.