Hay una problemática que sigue dentro de las prioridades, como son las adicciones. Y en ese sentido, desde las áreas del gobierno provincial encargadas de las tareas supieron reacomodarse a pesar de los imponderables, como fue el caso de la Subsecretaría de Prevención de Adicciones y Monitoreo Territorial.
Al respecto, Roberto Padilla, al frente de la dependencia, mencionó que fue “complicado”, pero valoró los acuerdos alcanzados con otras entidades. “Tenemos dos ejes fuertes, lo comunitario y el control de drogas”, repasó. Sobre esto último tiene que ver con “el ámbito comercial”. Y sobre lo primero, la parte preventiva, capacitación y prevención con los otros municipios, remarcó.
Presente en Sin Filtro, por Circus 104.9, mencionó que el Ministerio de Prevención de Adicciones trabajar en lo social y en la asistencia, aunque “se hizo poco desde lo preventivo porque se hace en las escuelas, barrios”; por ello trabajaron desde lo virtual, “fue complicado pero se hicieron varios convenios con instituciones, universidades y clubes”.
Padilla se metió a fondo del análisis y añadió que la pandemia generó “un problema intrafamiliar. El año pasado se indicaba que un niño desde los 12 o 13 años se iniciaba en el consumo y pedía ayuda, de esa franja hasta los 26 era el 50 por ciento en la provincia. Este año disminuyó el consumo en esa edad, pero subió considerablemente de los 40 a los 50 y sumado a eso, lo que trae aparejado la crisis intrafamiliar, la violencia. Si bien bajó un poco en los jóvenes, creció en la otra franja, un dato muy fuerte”.
En esa realidad, indicó que se dieron cuenta que “la casa se está derrumbando”, porque en el lugar en el cual “el chico debería apoyarse se genera un problema mayor”.
Valoró el trabajo con los foros se seguridad y vecinos, diferenció que “hay barrios organizados y otros que tienen muchos problemas” y que una clave en los trabajos es buscar casos testigos. Puso énfasis en que “bajamos el mensaje que no hay que estigmatizar. A veces el pedido es ‘echenlo’ (en referencia a la persona que consume). Plantemos la unión y reencauzar el entramado social y dar ayuda a ese chico”.
Agregó que la familia de ese chico muchas veces está “quebrada, sabe que está mirada por todo un barrio y ahí está nuestra tarea, plantear lo más duro: la recuperación y un proyecto, que termine la escuela, un emprendimiento”.
Por último, Padilla mencionó que abrieron espacios comunes en distintos barrios para el desarrollo de actividades y que si bien muchas veces “nos toca el problema prendiendo fuego”, una alternativa es acudir al Centro Manantial, en el que siempre hay una guardia y no tiene costo.