La radiografía sanitaria indicaba que hasta noviembre la cabeza de buena parte de los misioneros se concentraba en las fiestas de fin de año; esto es, cómo a administrar las reuniones permitidas, y cuándo se tomarían un respiro y aprovechar lo más próximo: el turismo interno. Las proyecciones y buenos deseos estaban, el problema fue lo que vino después. Escalada de casos en diciembre y el rumor instalado de si se volverá atrás con las actividades. Por ahora la Provincia no tiene intenciones de retroceder, sin embargo el planteo persiste en la sociedad ante el aumento de casos. Aunque para algunos resulte difícil de entender, hoy se observa con lupa lo que hace el gobierno, pero lo primordial pasa por uno mismo. El cuidado debe arrancar ahí y luego es extensivo a las esferas del Estado. El aumento significativo de contagios puede llevar a reflexionar, porque el gobierno hace su parte; sin embargo el individuo también debe contribuir. Un pequeño (buen) paso comenzó a darse en algunos municipios. Ante la aparición de casos, comenzaron a adoptar medidas de prevención (en una lectura más fina, es como retroceder de fase) que ayudan ante un escenario gris y que todavía puede traer otros coletazos. Es decir, en el momento más caliente hay que mostrarse más fríos: pensar, actuar y esperar. A partir de allí la tormenta en algún momento va a pasar o al menos reducirse con el agregado de que la esperanza de la vacuna es elevada; pero en el mientras tanto el ABC de lo que hay que hacer en cuanto a cuidados debe arrancar en casa. Si no, se jugará con fuego, como ocurrió en algunos distritos durante Navidad y recientemente en Ituzaingó en un parador de una playa. O en la misma Iguazú, donde el intendente autorizó un masivo torneo de fútbol. Hay que ser racionales y mirar un poquito lo que hacen los que toman decisiones más de fondo. Por caso, el gobierno de Misiones tiene un monitoreo exhaustivo y sabe que por el momento, a pesar de la aparición de más casos, la situación la tiene controlada. De todas maneras no come vidrio. Y analizará (y esperará) que pasen los primeros diez días de este mes para tomar una decisión más estricta si es necesario. Está claro que nadie quiere volver atrás. Sería un retroceso muy grande y un costo difícil de asimilar. Aunque claro, el ser humano sabe tropezar con la misma piedra. Ocurrió en innumerable cantidad de ocasiones y como muestra basta esta etapa de relajación que aumentó los contagios. El tema es que también ha sabido reponerse. Y allí puede estar la señal alentadora: los errores son el costo de malas decisiones. Pero los aciertos también. Y cuando los zapatos aprietan, casi siempre hay una salida para seguir.