El esotérico grupo de Blues ‘garagero’ de La Matanza lanzó su segundo vinilo denominado “GATO NEGRO” y su cantante Juanjo Harervack charló con EL DESCANSO sobre este nuevo material.
Desde el arte de tapa ambientado en un comic en blanco y negro de los años 30, GUALICHO TURBIO nos introduce en un mundo de 11 canciones cargadas de sonidos tan dispares que rozan el blues, el folk y a la vez revaloriza estéticas y tímbricas del movimiento garage, utiliza el sonido distintivo de la guitarra fuzz y las formas de las canciones a veces descontracturadas o hipnóticas que conforman también un símbolo de lo pre–punk. Todo esto, no a manera de imitación, sino que de este submundo crearon un tipo de sonoridad distintiva y original difícil de encasillar.
GATO NEGRO es el segundo vinilo lanzado por este inusual cuarteto formado por Zelmar Garín, un hombre orquesta que toca bombo, redoblante, guitarra, kazoo y además canta; Juanjo Harervack, uno de los frontman más personales del rock, en voz y maracas; y la armónica sin par de Hernán Balbuena. Y como si esto fuera poco, están acompañados por esa musa y sacerdotisa, además de espectacular cantante, que se llama Bárbara Aguirre.
En EL DESCANSO tuvimos la oportunidad de charlar con Juanjo Harervack, quien detallo los procesos creativos de este nuevo material que podes adquirir en las cuentas de redes sociales de la banda https://linktr.ee/gualichoturbio .
Y es que Gualicho no es una simple banda. Cada vez que toca hace exorcismos sonoros para sus fieles seguidores, que cada vez son más. Fiestas paganas en la que la música es una mera excusa para dar rienda suelta a la esencia de la danza, en mágicos rituales en donde priman los ritmos negros, bailar y escuchar, agitarse durante toda la noche, como posesos. Su primer vinilo homónimo apareció a finales de 2015, editado por el sello artesanal de rock experimental Noseso Records. Si aquella primera obra era imperdible, podemos decir que este Gato Negro es aún mejor, y así y todo, nos estaríamos quedando cortos.
En su continua búsqueda sonora, Gualicho utilizó para la grabación los ambientes naturales, a través de sus diferentes espacios; los efectos utilizados fueron analógicos, armados y tocados desde pedales y re-amplificación, lo que generó un sonido orgánico y áspero. Y es que la búsqueda poética y blusera del grupo ronda en lo mundano desde la conexión urbana con lo mágico ritual. Sin dudas, un álbum inusual.