La mamá de un niño de cinco años, Ivana Pérez, denunció ante el Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI) al Instituto Gutenberg donde asiste su hijo desde sala de tres por negarle la matriculación en primer grado aduciendo su derecho de admisión. También pidió al Servicio Provincial de Educación Privada de Misiones (SPEPM) que intervenga en el caso.
Detrás de este hecho hay una larga y compleja situación de acoso escolar contra el niño al que ahora se le niega la inscripción, según contó su mamá.
Tres años tenía el pequeño cuando comenzó a mostrar indicios que alertaron a sus padres que le ocurrían cosas que lo afligían, “al principio, como muchos niños en sala de tres, le costaba adaptarse así que trabajamos con ellos para que se adapte a la sala. Pero con el transcurso del tiempo un niño comenzó a molestarlo, primero asumimos que era normal porque los chicos se pelean y se amigan, pero se volvió algo constante. Los primeros mails que mandé a la directora del Nivel Inicial fueron cuando estaba en sala de tres, en uno le conté una reacción de mi hijo que me preocupó mucho. Le regalamos una sillita de madera para que pintemos y decoremos su cuarto en el marco del proceso de adaptación de dormir solo, en su propio espacio. Y lo primero que hizo con la silla fue ponerla en un rincón y decir que ese era el rincón de la penitencia. Le pregunté qué estaba pasando y no me quería decir nada. Y cuando le dije que le preguntaría a la mae, me dijo que no lo hiciera porque lo iba a retar y no vendría Santa en Navidad. Coincidencia o no, lo cierto es que la mae es la tía del niño que hostiga a mi hijo”.
La mujer aseguró que, pese a no intervenir para solucionar la situación de acoso a la que es víctima su hijo, siempre tuvo una respuesta amable de la directora y del equipo psicotécnico de la institución, “hasta hace pocos días, cuando la directora cortó el diálogo” y le dijo que hablara con la representante legal de la institución.
El martes de la semana pasada, la escuela entregó a los niños la planilla para renovar su matrícula, excluyendo a dos alumnos en la sala de cinco: casualmente los dos niños cuyos padres reclamaron por el acoso sufrido por el mismo nene en cuestión.
Según contó, “la representante legal me dijo que ellos ejercían el derecho de admisión. Fui al SPEPM y me asesoré, me dijeron que existe el derecho de admisión pero que tiene que ser por una razón contundente y en este caso no la hay. Sí demoré en entregar el informe psicológico después que mi hijo quiso asfixiarse pero esto toma su tiempo, necesita las sesiones. Creo que la abogada siempre puso en duda lo que mi hijo relataba, por eso creo que me pedían los informes. A mi hijo nadie de la escuela lo escuchó hasta ahora”, lamentó.
Fuente: Primera Edición