Después de negarse a declarar ante el juez Miguel Ángel Faría, el exdiputado libertario Germán Kiczka y su hermano Sebastián recuperaron las ganas de conversar y también el buen humor en la mañana del domingo, cuando la justicia misionera los habilitó a recibir visitas en la Comisaría Segunda de Apóstoles, donde estaban alojados desde el viernes pasado.
Tras la viralización de las imágenes y el revuelo que esto causó hubo dos medidas contundentes. La primera, el traslado de los hermanos en las últimas horas de este domingo a la Unidad Penitenciaria de Cerro Azul.
El operativo se desarrolló, bajo estrictas medidas de seguridad, a partir de las 21, cuando los detenidos salieron esposados y con cascos de la dependencia policial apostoleña, para llegar aproximadamente una hora después al complejo carcelario de la zona centro provincial.
Paralelamente, por decisión del comisario general Sandro Martínez, se procedió a la remoción del jefe y subjefe de la Comisaría Segunda de Apóstoles.
Los hermanos Kiczka estuvieron prófugos una semana y ahora permanecen detenidos por una causa que los investiga por consumo y circulación de material de abuso sexual infantil tras encontrárseles juguetes sexuales, dvds con portadas explícitas y cientos de archivos digitales con contenido pedófilo en sus domicilios particulares. Aún se aguardan los resultados de las pericias digitales sobre esos dispositivos y sobre los teléfonos celulares que el exdiputado misionero tenía en su poder cuando fue encontrado en un camping de la ciudad de Loreto, Corrientes.
La polémica visita. Cada uno de los imputados dispuso de media hora para hablar reja de por medio con cuatro sujetos, uno de ellos Leonardo Kiczka, el padre de ambos, quien también había sido investigado por la misma causa, aunque de momento no pesan oficios sobre él. El canal de noticias TN pudo filmar el encuentro, situación que también llamó poderosamente la atención y aporta otro nuevo ribete extraño a un hecho que sigue conmoviendo a todo el país por sus múltiples derivaciones.