Para el camionero Quique Trixon cada viaje a Buenos Aires con su camión cargado de mandioca y su regreso con embutidos hasta el tope, le consume toda la semana laboral, desde el lunes hasta el viernes inclusive. En tiempos de pandemia, ese viaje se complica porque en las estaciones de servicio donde antes descendían para ir al baño, higienizarse y bañarse con agua caliente, las puertas están cerradas. No en todas, aún quedan algunos refugios para estos “caballeros del camino”.
Las fuerzas de seguridad los suelen espantar desde las playas donde solían pasar la noche. Ahora los envían a “por lo menos 10 kilómetros” de cada ciudad o poblado. Y de almorzar o cenar en los comedores y parrillas ruteras, ni hablar. Hasta conseguir agua para el mate se vuelve complicado.
No en todos los casos, porque desde hace unos días las estaciones de YPF se comprometieron a brindar auxilio a quienes garantizan el abastecimiento de ciudades y pueblos, además de provincias enteras.
El secretario general del Sindicato de Camioneros de Misiones, Adolfo Velásquez, aseguró a Misiones Online que “los inconvenientes se han sido solucionando en negociaciones con las petroleras YPF y Shell, donde prometieron poner a disposición servicios para bañarse, descansar y dormir”.
Va lento por lo que parece. Porque el transportista Kike, al mando de un poderoso camión con semi-remolque, contó a Misiones Oline también que el viaje del lunes pasado a Buenos Aires fue una odisea.
“En las estaciones, los playeros te atienden para cargar combustible, pero sin bajar del camión. Yo viajé cargado de mandioca hasta el Mercado Central y ahí la situación fue peor, con baños cerrados, sin lugares para comer”, relató el empleado de una empresa distribuidora.
Esa primera noche en el desolado Mercado Central fue de ayuno para Kike. Estacionó su camión y descansó, con el inconveniente agregado de la falta de changarines que hicieran la descarga de la mercadería. “Vos sabés que esa descarga se hace a ‘muque’ y hay que hacer un gran esfuerzo”, dijo sonriendo porque en diccionario misionero, la palabra define todo trabajo de fuerza hecho a mano.
Recién al día siguiente, con la llegada de los clientes al Mercado Central, el camionero se pudo higienizar, hacer sus necesidades en un baño y ducharse. Pero los directivos no pensaron en los camioneros sino en los clientes.
Cerca de allí estacionó en otra playa del proveedor de salchichas, hamburguesas, mortadelas, chacinados y otros fiambres. Tampoco funcionaban allí los clásicos “carritos” de choripanes y de cortes de bondiola o vacío al parrilla.
Toda esa cadena de changarines, parrilleros y puesteros pertenece a cuentapropistas que no pudieron salir de sus casas por la cuarentena. “Aproveché a hacer una provista de carne en una carnicería del Mercado y también a comprar agua y pan”, contó como anticipo del asadito que luego compartió en la playa de la mayorista de fiambres y carnes procesadas.
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