En los últimos tiempos las redes lo habían atrapado y le servían como canal para recordar esos arranques eléctricos, alguna gambeta indescifrable o algún gol que ayudó a tejer el idilio con los seguidores, principalmente en Escocia. Radicado en Asunción, su segundo hogar en la vida y que fue el trampolín para su carrera deportiva, Fabián “Mono” Caballero se codeaba con el mundillo futbolístico: amistosos, partidos a beneficio y también algún encuentro de futsal formaban parte de su itinerario.
Pero el viernes a la noche la vida le dio un adiós fulminante. Imprevisto, sorpresivo y paradójicamente en el lugar que más que le gustaba, jugando a la pelota. “Estaba jugando un partido de futsal en un club tradicional (General Genes del barrio Villa Morras), faltaban dos minutos para terminar y le dio un infarto fulminante”, contó una fuente desde Asunción a gentecononda.com. Fue trasladado al hospital Bautista, donde finalmente confirmaron su fallecimiento.
A los 46 años, el deceso del Mono de Candelaria causó un shock en el mundo del fútbol y rápidamente las muestras de dolor y los gestos para recordarlo se multiplicaron en varios puntos del mundo. Arsenal, Dundee de Escocia (club en el que convirtió en ídolo), la Asociación Paraguaya, Cerro Porteño –por nombrar sólo algunos- le rindieron homenaje al delantero que en Paraguay fue bautizado como Tyson, pero que en Misiones era conocido como Mono o “Monito le decíamos”, recordó Carlos Vicente, compañero en todo el recorrido por las inferiores de Guaraní.
El paso por la Franja fue la vidriera. Epifanio Rojas, reconocido intermediario del vecino país, lo llevó a Tembetary, paso previo a Cerro Porteño. Y fue en el Azulgrana que la rompió (NdeR: fueron semifinalistas de la Copa Libertadores 98 con Sergio Teco Recalde y anotó un gol ante Barcelona de Ecuador en el Defensores del Chaco), lo que le valió el interés del Arsenal inglés. Hace un par de años, consultado por El Territorio de por qué no se quedó en los Gunners fue claro: “el empresario dueño de mi pase pidió una millonada de dólares y desistieron”.
En Inglaterra jugó un partido por Premier y dos por FA Cup, bajo el mando técnico del francés y con compañeros de la talla de los holandeses Dennis Bergkamp, Marc Overmars, los franceses Nicolas Anelka y Patrick Vieira y el nigeriano Nwankwo Kanu, entre otros.
Sin embargo, su carta fuerte lo jugó en Escocia: con los colores de Dundee se convirtió en ídolo, a tal punto que los hinchas le hicieron una canción y la coreaban con frecuencia. Allí compartió equipo con El Hijo del Viento, Claudio Paul Caniggia y con Alberto Betito Carranza, ex Racing y Boca.
Fue un trotamundos de la pelota, ya que jugó en 18 equipos entre los destinos mencionados, además de Corea del Sur, Chipre, Grecia, Guatemala y Chile, además de Paraguay, ocasión en que vistió los colores de Olimpia y se retiró en Deportivo Recoleta en 2014.
Con su familia radicada en Asunción, también en los últimos años llegó a militar en política y se mostraba más verborrágico en redes por cuestiones ligadas al fútbol, principalmente con Cerro, su viejo amor. Intercambiaba momentos con exfutbolistas, como el excapitán de la Albirroja Paulo Da Silva –también ladero en Cerro- o el Chiqui Arce. Precisamente el primero de ellos le confió a gentecononda que fue “terrible” lo sucedido.
“Oh Caballero”, vitorearon los hinchas escoceses del Dundee. El eco aún resuena y el nombre del misionero se agranda. Quedará como un sueño la propuesta de un productor de armar una serie con su historia. Igual, el Mono ya sabe que hizo historia en el lugar en el que esté, siempre, siempre, con la redonda.