Producto del aumento del desempleo y del impacto de la aceleración inflacionaria sobre los sectores más pobres de la población, en el primer trimestre de 2024 la desigualdad por ingresos creció a su nivel más preocupante en 16 años.
El Coeficiente de Gini, que mide el nivel de disparidad entre los ingresos de los más pudientes y los más necesitados, trepó al 0,467, según comunicó este martes el Indec. De este modo, se trató de la cifra más elevada desde los primeros tres meses de 2008.
Por otra parte, el relevamiento sobre la evolución de la distribución del ingreso mostró que entre enero y marzo el decil de mayores ingresos recibió 15 veces más dinero que el decil más pobre, cuando en el mismo período del año pasado esa brecha era de 14.
Los datos reflejaron también que el 62,2% de la población total percibió algún tipo de ingreso, cuando hace un año ese porcentaje era del 62,6%. El ingreso promedio fue de $369.085, un 198% más que en 2023, contra una inflación que en el mismo lapso de tiempo fue del 273,5%.
El peso de los ingresos no laborales en los hogares más pobres representó el 62,6% del total, lo cual representó significativa suba respecto del 57,6% del primer trimestre de 2023.
Respecto a la población ocupada, se registró un ingreso promedio de $350.593. Mientras el ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población (los más pobres), fue de $118.759, el ingreso promedio del estrato medio (deciles del 5 a 8) fue de $329.826, y el ingreso de los deciles 9 y 10 fue de $855.881.
En términos de aumentos anuales, la “clase baja” tuvo una mejora nominal del 176%, la “clase media” percibió un incremento del 186% y para la “clase alta” el ajuste fue del 230%.