La baja del impuesto PAIS está cada vez más cerca. El compromiso del Gobierno es avanzar con la reducción del 17,5% al 7,5%, el mismo nivel que recibió la actual administración antes de anunciar el incremento en diciembre pasado como medida de emergencia. La medida genera mucha expectativa y no es para menos, ya que provocará distintos impactos que seguramente marcarán la evolución de la economía en el último cuatrimestre.
El efecto inmediato (en realidad en tres semanas) será una reducción automática del valor de las importaciones, que pasarían de un tipo de cambio de $ 1.100 a $ 1.000. Según cálculos del economista Fernando Marull, este abaratamiento gatillaría un incremento de importaciones del orden de los U$S 1.000 millones mensuales.
Al mismo tiempo, al reducir el costo de los insumos importados generaría un impacto positivo. Se trata de un shock positivo sobre la inflación que, según las estimaciones del propio Marull, provocaría una reducción de 0,7% en septiembre.
De esta forma, el proceso de desinflación tendría una ayuda significativa el próximo mes, que posiblemente reduzca el índice a niveles cercanos a 3%. Pero lo más relevante es que crecen las chances de una disminución sobre todo de la inflación núcleo, que podría acercarse a niveles de 2%, nivel similar al ajuste del dólar oficial mensual.
Si efectivamente se diera esta evolución, el mercado comenzará a vislumbrar una posible salida del cepo cambiario. El problema sin resolución sigue estando por el lado de la falta de reservas, pero en este caso también se esperan novedades.
En medio de las especulaciones sobre lo que podría suceder una vez que se avance con la reducción del impuesto PAIS aparece la posibilidad de un ajuste del dólar oficial que compense la reducción del gravamen.