Implementar una idea sostenible contra la corriente suele ser más que un desafío. Porque se sabe, esa fuerza que empuja para impedir que prospere la iniciativa o para disminuirla puede afectar de lleno en el momento menos pensado y ahí sembrar un nuevo interrogante acerca de cómo seguir. De esa manera se presenta el inicio de clases en la provincia. Con estrategias, proyectos, intensidad y un desafío: lograr un elevado número de presencialidad, según las propias palabras de las máximas autoridades educativas.
Esto no es un detalle menor. Misiones cree que puede alcanzar un grado de chicos en la escuela mayor al imaginado. Y cree que la mejor educación es estar en la escuela. Igual, al contexto sanitario se suma una arista que no pasa desapercibido. Cómo lograr que los docentes no se recarguen de trabajo entre las clases presenciales y la modalidad virtual. Por ello, esa propuesta dual tendrá algunas grietas y es lógico que ello ocurra. Aunque hay un convencimiento de que las cosas están encaminadas. ¿Las causas? Medidas del gobierno que tienen que ver con infraestructura, que se haya remarcado que desde diciembre se viene trabajando para un retorno idóneo y lo que esgrime en sus palabras el ministro de Educación Miguel Sedoff, quien visibiliza la convicción con lo que se está llevando a cabo.
Es probable que se esté ante uno de los desafíos de este año, lograr que los alumnos recuperen esa sensación de asistir al aula, intercambiar diálogos cara a cara, escuchar, opinar, construir. Y algo clave, incorporar las herramientas a través de la pedagogía para volcarlas a sus tareas. Y para ello, en una situación que es delicada, se necesita el convencimiento de lo que se hace. Hay señales –y es positivo- de que la coincidencia es volver a clases. Se terminó de confirmar en la última reunión del Consejo Federal de Educación. Y ese común denominador comienza a ser vertido en cada distrito. El caso de la tierra colorada avanzó al inicio con algunos planteos, aunque hoy hay más claros que oscuros. Y ahí está uno de los aspectos decisivos: con diferencias y coincidencias entre los actores, se ven puntos más concretos, que es lo que reclamaba la mayor parte de los involucrados, desde los docentes hasta los padres.
La gestión pública demanda esto. Actuar cuando el momento lo requiere. Porque se sabe que esto es momentáneo. La idea instalada desde hace rato es que desde cada estadío se debe brindar lo mejor al ciento por ciento. Porque luego vendrá el recambio y allí no habrá momento para lamentos. Lo que marca la figura del dirigente es la huella que deja durante el período que debe cumplir con la sociedad. Luego vendrá esa necesaria etapa de oxigenar las áreas. Pasó recientemente y seguirá pasando, por si alguno no captó el ABC del oficialismo. El mensaje es claro: más tarde no habrá tiempo para lamentos.