Fue una semana pendular, rara, ciclotímica, fue un claro reflejo de la vida de los argentinos, pero versión pandemia.
El sábado nos enteramos, por palabras del presidente que la cosa marchaba sobre ruedas, o por lo menos eso intentaba. Aparentemente, se liberaban nuevas actividades laborales y hasta se iba a tener una hora de esparcimiento. Toda ilusión quedo en el closet de los misioneros cuando el gobernador por twiteer advirtió que en nuestra provincia no habría; ni paseo, ni actividad física y por supuesto seguirían los intentos de controlar el aislamiento social obligatorio. Algo quedó claro, Herrera viene demostrando que como medico es un gobernador estadista.
En consecuencia, con la comunicación de permanecer en sus casas que dio vía redes el primer mandatario misionero, el martes a la noche los que trabajamos en medios de comunicación nos enteramos que había una conferencia de prensa de carácter urgente. El ministro de salud, Oscar Alarcón con cara de preocupado anunció que: “ hay circulación viral comunitaria y que en nuestra provincia había un antes y un después de este comunicado”. En el aire quedaron algunas preguntas flotando: ¿Los misioneros no venimos respetando la cuarentena y hacía falta volver a comunicar a través de una conferencia más tradicional y un tanto alarmista, para que se empiecen a acatar un poco la cuarentena? ¿El sillón que se vio vacio al costado del ministro fue un error de protocolo o alguien se bajo del comunicado a última hora? ¿Esta preparada la sociedad misionera para esta nueva etapa?
La percepción de la realidad es mucho más importante que la realidad misma y es por eso que esta semana vimos como el presidente dilapidó su poder simbólico. La liberación masiva a los presos por temor a que se contagien del coronavirus, fue el hecho factico, lo real es que un presidente no tiene las facultades ni puede liberar a presos, de eso se encarga un juez. Pero la percepción de lo real hizo creer que Alberto estaba atrás de la medida adoptada por el poder judicial y eso hizo que la clase media vuelva sus cacerolas.
Por otro lado, en Posadas comenzó el debate sobre si una vez terminada la cuarentena se podrá sostener el horario de corrido en los comercios. La división de pensamientos parece darse por un lado, entre los dueños de comercios mas antiguos que suponen que el posadeño duerme entre las 12;30 y las 17 , y no se van acercar a comprar. Por otro lado, aparecen los empleados que manfiestan que si hacen horario de corrido no pagan dos veces boleto y encima se ahorra mucho tiempo de viaje. Y por ultimo, en el medio están los consumidores que hablan con su bolsillo y costumbres, sobre todo cuando crusan a Encarnacion y hace compras en horario de corrido. La cuestión de si vamos a seguir o no con el horario de largo quedo planteada. Ahora hay que ver si se tiene la fuerza necesaria para impulsar una ordenanza y llevarla a cabo.
Sin dudas, esta semana fue más pendular que de costumbre, como nuestro país, nuestra provincia , nuestra ciudad, donde todo es sinónimo de debate, de cuestionarios, de blancos y negros, de análisis de psicólogos. Pero en fin, solo es cuestión de relajarse un poco y aprovechar la siesta para dormir o salir a hacer unas compras, por ahora, solo al supermercado.