Desde el domingo, Mateo luchaba por su vida internado en la sala de terapia intensiva de un hospital de la provincia de Misiones. El bebé, que apenas tenía ocho meses, había comido frutos de un ligustro y una de las semillas ingresó por las vías respiratorias y bloqueó sus pulmones. A pesar del esfuerzo de los médicos por salvarlo, murió en las últimas horas de un paro cardiorrespiratorio.
Según informaron los medios locales, el desafortunado accidente doméstico ocurrió mientras el bebé jugaba con su hermano mayor en el patio de su casa del barrio Santa Lucía.

“Se tragó la fruta y no entró por la garganta, se fue directamente a las vías respiratorias. Al cabo de una hora, Mateo estuvo sin respirar, intentamos reanimarlo, pero tuvimos que llevarlo al hospital”, dijo en diálogo con El Territorio su papá, Freddy Villalba, recordando esos minutos de desesperación.