El empresario textil y ex luchador Santiago Pissani ya se encuentra en una celda de la Comisaría Tercera de Posadas. La última carta que jugó cuando la presión social comenzó a tener más fuerza no le salió, ya que la Justicia le rechazó la eximición de prisión; por ello, un par de horas después decidió entregarse y quedó a disposición del juez Juan Manuel Monte, quien lo indagaría el lunes, luego de la denuncia en su contra por haber agredido a golpes y amenzar a un repartidor de pizzas.
En su escueto discurso antes los medios presentes cuando era trasladado a la comisaría alcanzó a decir que se encontraba “bárbaro”, pero que también está “arrepentido” por lo sucedido.
Horas antes de entregarse a la Jusiticia, Pissani a través de sus abogados, presentó la eximición de prisión que fue rechazada por el juez Monte. Precisamente el magistrado ordenó su detención una vez ocurrido los hechos el pasado lunes a la noche. De forma previa, este viernes hubo allanamientos en una propiedad del acusado en Costa Mango, zona oeste de Posadas. El día anterior el procecimiento se concretó en el inmueble sobre calle Barrufaldi, donde tampoco lo habían encontrado.
Acorralado
El paradero de Santiago Pissani fue una piedra en el zapato para los investigadores. En la mañana del viernes, con el juez Monte a la cabeza, titular de Juzgado de Instrucción 2, la Policía allanó un domicilio del exluchador libre en Costa Mango, en la zona oeste de Posadas, aunque no halló rastros.
Las pesquisas concretaron el segundo allanamiento, después de haber ido a buscar al también empresario textil a su otro domicilio (sobre calle Barrufaldi), ocasión en que tampoco fue localizado.
En el día de hoy, después de las 10 de la mañana se llevó a cabo el segundo operativo, aunque nuevamente sin resultados positivos.
Pissani fue denunciado por el trabajador de una pizzería, Sebastián Lafuente, quien se desempeña como delivery y el último lunes fue a llevarle un pedido al domicilio del primero. Allí, el acusado le recriminó la tardanza, arrojó la pizza al suelo y luego agredió físicamente al trabajador, además de amenazarlo para que no exponga públicamente los hechos, según consta en la denuncia.
A partir de allí, se libró la orden de detención del exluchador libre de 55 años, quien mientras contaba con una orden de detención dio entrevistas radiales y hasta se jactó de que estaba en su domicilio, además de minimizar el hecho.