El hoy por hoy, uno de los hijos más conocidos de Posadas, Rodrigo Eskenazi, charló con Circus 104.9.
Fue en el programa Quién Dijo? (lun a vie 15h) donde nos contó sobre el tatuaje que hizo que se hablase mucho de él en esta semana.
Rodrigo por casi dos décadas vivió “afuera”, un poco en Córdoba, un poco en Francia. Es por eso que quería llevar en su piel un poco de Posadas, algo de la cultura popular que identificara su pertenencia. Y seamos sinceros, una bolsa de ese super es tan nuestro como la cancha de Guaraní. Sobre el revuelo que causó su tatuaje, afirma que en realidad es porque no pasa mucho. También, la experiencia de vivir en otros lugares hizo que valore mucho más los árboles y que al ser tan cotidiano, no nos damos cuenta la bendición que es tener uno en la vereda. ¡Ah! Y si se tuviera que tatuar de nuevo, adiviná ¿qué otro símbolo de de la cultura popular se tatuaría?
Pasen y lean (o escuchen) una nota para llevarla en la piel.
“Si bien no hubo mucha reflexión, me lo tomé muy en serio. Es más, se lo planteé al tatuador, que es Adrián Coven (NdR: También diseñador y legendario músico local de bandas como Ediktos Juveniles, Horrorzest y Deadly Noise Crew, conocido como “Misfit”, que incluso llegó a hacerle la gráfica a la banda sueca Ghost). Él y yo tenemos eso de la cultura popular muy metida en su trabajo. Y para mí la cultura popular es lo más. El 7 (la línea de colectivos que históricamente circunvaló la ciudad), u otros personajes cotidianos, que representan mucho.”, nos dijo sobre la razón de su elección.
Luego continuó: “Estuve viendo afuera 18 años, y cada vez que venía buscaba una mañana para ir ahí a comer una torta frita, con un matecocido. Para mí, lo que significa volver a Posadas después de tanto tiempo y no sé si tiene que ver directamente con el supermercado, sino con lo que significa, por lo icónico más que nada.
Además si vos mirás la figura de la bolsita, es algo muy representativo, más que el supermercadoen si, es una bolsa que está, para mal o para bien en todos los basureros, en todas las cocinas de la ciudad. Te digo más, estoy viendo una justo ahora colgada en un basurero de mi barrio. La tenemos en todos lados y yo la quería tener en mi piel.”
A quien vivió afuera veo la ciudad con otros ojos y nos enseña a valorar lo que creemos cotidiano y sin importancia: “No sabemos dimensionar lo que es tener árboles. Tenerlo en la vereda de una casa. Y es algo que no lo ves en otro lado. Pero para nosotros es cotidiano que no lo valoramos. A veces la gente lo quiere sacar porque se le rompe las pelotas que se la caigan las hojas y eso le jode. Y no dimensionamos, debería ser tomado más en cuenta el poder tenerlos.
Luego, la vida al aire libre, los espacios verdes, el Paraná. Y yo redescubrí eso, que no hay en otros lados. De repente vivir acá y no aprovecharlo, es como un pecado. Es más vendí la Play y me compré una piragua.”
Si tuviera que tatuarse otro ícono popular no duda: “A Ramón Ayala.”