Rusia se mostró este lunes dispuesta a dar más tiempo a las conversaciones con Occidente sobre su seguridad, y Ucrania admitió, aunque luego matizó, que podría suspender planes de ingreso a la OTAN, en declaraciones que parecen aventar los temores a una guerra inminente.
Los comentarios, sin embargo, también parecen estar lejos de poner fin a unas de las mayores tensiones entre Occidente y Rusia desde el fin de la Guerra Fría, y más países evacuaron este lunes a diplomáticos de Ucrania, adonde ya no vuelan algunas aerolíneas.
Redoblando intensas gestiones diplomáticas, el jefe de Gobierno alemán, Olaf Scholz, de visita en Ucrania, dijo que no hay “razones sensatas” para que Rusia haya desplegado a miles de soldados -130.000 según Estados Unidos- cerca de la frontera con Ucrania.
Pese a afirmaciones de Estados Unidos, que lidera la OTAN, de que las tropas podrían pasar a la ofensiva de un momento a otro, una reunión televisada entre el presidente ruso, Valdimir Putin, y su canciller, Serguei Lavrov, pareció insinuar lo contrario.
En la sesión, Lavrov recomendó a Putin que Rusia mantenga más conversaciones con Estados Unidos y sus aliados pese a su rechazo a considerar garantías de seguridad que exige Rusia, entre ellas que Ucrania no se adhiera a la OTAN.
Rusia, que niega querer invadir Ucrania -con cuyo Gobierno está enfrentada- exige además que la OTAN deje de dar armas a Ucrania y retire sus fuerzas desplegadas en países de Europa del Este que fue englobando tras la caída de la Unión Soviética.
Moscú considera todo esto una amenaza a su seguridad, pero Estados Unidos y la OTAN han desestimado las exigencias.
“Las conversaciones no pueden seguir por tiempo indefinido, pero yo, en este punto, sugeriría continuarlas y expandirlas”, dijo Lavrov.