Opinión: de la Redacción
Bartolomé Mitre cerró su vuelta a la Liga Federal de Básquet (tercera categoría a nivel país) siendo el segundo peor equipo de la zona NEA y cayendo en el Play-In. Hubo un buen trabajo dirigencial, respaldo económico y acompañamiento en parte del público, pero se falló en detalles que llevaron a un final impensado.
Al principio de temporada todo hacía ilusionar que tanto Tokio y Mitre harían un buen papel de la Liga Federal. Pero todo quedó a medias. El “oriental” culminó primero en la fase regular con un récord de 12 triunfos y 4 derrotas, mientras que el “auriazul” sumó apenas 4 victorias y 12 caídas que lo llevaron a disputar el Play-In frente al club Córdoba de Corrientes, cayendo insólitamente como local. Así se quedó sin pasaporte a playoffs y le dijo “chau” a la temporada.
El operativo retorno a la Liga Federal
La nueva y joven dirigencia del club Bartolomé Mitre apostó en este 2023 a dar el salto que todos los simpatizantes y socios esperaban: volver a tener representación nacional. Por ello, después de varias reuniones, comenzó el operativo retorno tras 11 años a la tercera categoría.
El trabajo de la dirigencia se hizo notar con la aparición de sponsors privados y hasta del sector público, tal es así que el gobernador, Oscar Herrera Ahuad, fue luego a varios encuentros en el estadio Manuel Humberto “Tupi” Varela.
De ese modo se arregló condiciones con el joven entrenador eldoradense, Franco Gutiérrez, quien ya venía de dirigir en el Pre Federal en el club y tuvo pasos por el básquet correntino. El coach armó su cuerpo técnico y empezó a diagramar el equipo.
Uno de los primeros errores se pudo ver en el corto tiempo que tuvo de pretemporada el plantel a comparación de otros equipos. La llegada de los refuerzos Duilio Contreras, Gastón Castonjauregui, Hugo Raggi, Mateo Vincitorio y Francisco Bonaguro, tardó en demasía y el team, que se completó con el ex Tokio, Facundo Barreyro, más Gonzalo Cantero, Tiago Martínez y Gabriel Massi, empezó a entrenar a medias.
En ese contexto, Mitre arrancó perdiendo justamente en Corrientes ante quien a la postre sería el rival a vencer para tratar de llegar a playoffs: el club Córdoba. Una señal del destino.
Luego vendría un triunfazo ante El Tala en Posadas, que ilusionó a más de uno. Pero todo quedó ahí, en una ilusión. Las derrotas se apoderaron del elenco de la tierra colorada, las lesiones también (Bonaguro y Raggi), y los resultados no aparecían, ni siquiera en los clásicos ante su eterno rival. A tal punto que la gente ya no acompañó como antes. El mal momento se notó.
En un manotazo de ahogado, el cuerpo técnico y dirigencia decidió el corte del base Contreras y apostó por el experimentado Ismael Sarruff, quien venía de jugar Liga Argentina (en el segundo eslabón nacional). Sin embargo, pese a una mejoría en el nivel del equipo, el jugador no cumplió con las expectativas que generaron su desembarco, ya que no terminó siendo un armador neto ni tampoco una vía confiable de puntos.
En fin, el club volvió a meter mano en el equipo acoplando al base local, Francisco Stassi, quien sí aportó su experiencia y talento para ordenar a un plantel que en la mayoría de los partidos parecía navegar sin rumbo.
Aún así, con dichos cambios, Mitre se quedó con las manos vacías, sin la posibilidad de pelear en el mano a mano de playoffs ante Tokio, en lo que podía haber sido una serie histórica para el básquet posadeño y misionero.
Entre los puntos a destacar en la temporada está la vuelta del club al certamen y la posibilidad que varios chicos de la cantera tengan minutos en la categoría. Además los simpatizantes volvieron a ver básquetbol de alto nivel, incluso el clásico capitalino en una competencia nacional.
Seguramente llegarán tiempos de análisis más exhaustivos por parte de la dirigencia para encarar otro desafío. Por lo pronto, Mitre cerró su vuelta a la Liga Federal con todo que aprender.
