Miles de golpistas seguidores del exmandatario de Brasil Jair Bolsonaro, que defienden un golpe de estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, invadieron este domingo el Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), en Brasilia, prácticamente sin resistencia de la policía de la capital federal.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en respuesta, determinó la intervención federal en la seguridad de Brasilia, cuyo gobernador, Ibaneis Rocha, es un aliado de Bolsonaro.
Los agresores lograron entrar sin resistencia al Congreso, al Palacio del Planalto y el Supremo Tribunal Federal, donde destrozaron muebles y se pasearon destruyendo todo a su paso, ante la mirada pasiva de los policías.
Es por eso que Lula, tras calificar de “fascistas” a los manifestantes, determinó la intervención hasta el 31 de este mes, mientras el gobernador Rocha decidió echar a su secretario de Seguridad, Anderson Torres, quien fuera ministro de Justicia de Bolsonaro y estaba en Orlando este domingo, misma ciudad donde está el exmandatario.
El ataque a las instituciones en la Plaza de los Tres Poderes fue llevada a cabo por más de 5.000 personas que llegaron en más de 80 ómnibus de todo el país. Estas personas protestaban en todo el país en la puerta de los cuarteles para pedir un golpe, anular la elección de Lula y reponer a Bolsonaro desde noviembre.

El ataque -similar a la invasión del Capitolio en Estados Unidos en 2020 por parte de seguidores de Donald Trump, un aliado de Bolsonaro- fue financiado, según dijo Lula en un discurso, por sectores de la minería ilegal, el agronegocio y los traficantes de madera.
El presidente del Partido Liberal de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, aseguró que esta manifestación “no representa al partido ni a Bolsonaro”.
Los manifestantes rompieron vidrios, cámaras de seguridad, armarios y despachos en el Planalto y el STF. En la corte fue retirada la puerta del despacho de Alexandre de Moraes, el juez que investiga al bolsonarismo y al presidente por atentar contra la democracia desde 2020. “Este es nuestro mayor trofeo”, dijo uno de los ultraderechistas que ingresó a la sede de la corte.