Paris Saint-Germain tuvo una prueba de fuego ante Real Madrid, y vaya que lo fue, por la ida de los octavos de final de la UEFA Champions League. El conjunto de Lionel Messi, que desperdició un penal, obtuvo una justa y agónica victoria por 1-0 gracias a una genialidad de Kylian Mbappé sobre la hora.
Este resultado obliga al máximo ganador del certamen continental a cambiar de libreto para la vuelta, ya que ni siquiera pateó al arco en el Parque de los Príncipes. Allí, Leandro Paredes y Ángel Di María fueron los otros argentinos que jugaron desde el arranque para el conjunto parisino, mientras que Mauro Icardi ocupó un lugar en el banco de suplentes. Lo otro a destacar fue el regreso oficial de Neymar, pieza clave para abrir el marcador gracias a su taco previo.
El capitán de la selección argentina no tiene suerte en los penales en el Parque de los Príncipes, donde ya falló uno jugando para Barcelona. Autor de cinco goles en otros tantos partidos en Europa este año, la Pulga sigue sin estar a la altura de su prestigio desde su llegada a Francia.
La grada flaqueó y Mauricio Pochettino decidió reactivarla poniendo en el tapete la bala que se había guardado: Neymar, dos meses y medio ausente, teñido de rubio platino para su retorno, jaleado por una hinchada para la que nada es suficiente y que se la agarró con Sergio Ramos del otro lado de la línea de cal.
El brasileño provocó una falta en el borde del área que suponía otra ocasión para que Messi se reconciliara con la hinchada. Pero no era la noche del argentino. Era la de un Mbappé que se consagró ante el que puede ser su futuro equipo. La revancha será el 9 de marzo.