Siempre que se acerca el inicio de las clases, el foco se centra en la discusión salarial por parte del sector docente y en los precios de los artículos escolares, parte importante debido a que afecta al bolsillo del consumidor. Pero ahora la realidad plantea una historia que se alteró, más allá de que los dos componentes mencionados siguen siendo parte importante. Y en este frente por el que hay que atravesar para dar el primer paso hacia la vuelta a la presencialidad en las escuelas las partes involucradas debatieron, coincidieron y disintieron. Y en ese escenario, se dio también que Educación apuesta al retorno ciento por ciento en algún momento, que los docentes miran de reojo si van a estar completos los requisitos sanitarios para trabajar y los padres se muestran con una posición ambivalente acerca de si sus hijos deben ir o no a la institución.
Pero del consenso vive el humano. Para avanzar, construir, fortalecer. Y a partir de allí es más convenientes que la confrontación, más cuando existen temáticas tan delicadas e importantes, como en este caso la educación. Las señales concretar que se mostraron desde las autoridades fueron claras, entre ellas –que por ahí no fue muy resaltada- la de que durante los primeros 90 días no será obligatorio asistir a la escuela, lo que dará un termómetro para evaluar cuáles son las condiciones.
La intranquilidad de los educadores es lógica. Pero hay una realidad que se impone, las clases deben regresar. Y una vez que se comienza a transitar, se corregirá cuando se detecte algún punto endeble. Los cuidados serán prioritarios, eso sale de manual. Y más por el hecho de afrontar una pandemia. Pero dentro de lo malo, hay que seguir, relacionarse, interactuar y más si se trata de chicos, que cargan una energía a la que hay que saber explotarla.
Puede haber temor, es cierto. Puede haber dudas, también. Puede haber contrapuntos, se halla dentro de lo normal. Pero el contexto indica que hay que ver el todo, analizar de manera integral, para entender por qué conviene que la educación sea –en parte- como antes. Y para ello hay que realizar un gesto de compromiso. Dejar de lado egos, algún interés y ser optimista. Se insiste, los riesgos de contagio están en cualquier lugar. Pero se sabe que en este orden el denominador común la prevención y tomar conciencia que uno somos todos. Por ahí pasa la cuestión, aunque algunos no se muestren convencidos.