Un ex funcionario iraní, acusado de estar implicado en ejecuciones en masa de opositores, que fueron ordenadas por el ayatolá Ruhollah Khomeini durante el verano de 1988, comenzó a ser juzgado este martes en Suecia, en un caso muy sensible que sentará un precedente.
Hamid Noury, de 60 años, fue detenido en noviembre de 2019 en el aeropuerto internacional de Estocolmo-Arlanda cuando entraba en Suecia. Desde entonces se encuentra en detención preventiva.
El juicio empezó a las 09H15 (07H15 GMT) en el tribunal de Estocolmo, en el que apareció tranquilo y sonriente junto a sus dos abogados.
Según la fiscalía sueca, entre el 30 de julio y el 16 de agosto de 1988, Noury “arrebató intencionalmente la vida a un gran número de presos simpatizantes o pertenecientes a los muyahidines del pueblo” que eran objeto de una orden de ejecución del ayatolá Khomeini, fundador de la República Islámica de Irán, después de los ataques perpetrados por el movimiento contra el régimen al término de la guerra entre Irán e Irak (1980-88).FOTO DE ARCHIVO: El difunto líder y fundador de la revolución islámica, el ayatolá Khomeini, habla desde un balcón de la escuela Alavi en Teherán, Irán, durante la revolución del país en febrero de 1979. (REUTERS/archivo)
Esta semana habrá tres días de audiencias en este juicio excepcional que durará hasta abril de 2022 y en el que se citarán a decenas de testigos.
Cientos de personas, principalmente muyahidines del pueblo, se congregaron frente al tribunal, exigiendo a la justicia sueca e internacional condenar también a Ebrahim Raisi, nuevo presidente de la República Islámica.Cientos de personas, principalmente muyahidines del pueblo, se congregaron frente al tribunal (Stefan Jerrevang/TT News Agency/via REUTERS)
El acusado, que en la época era asistente adjunto del procurador en la prisión iraní de Gohardasht, en Karaj, está acusado de “crímenes de guerra” y “muertes” en virtud de la competencia universal de la justicia sueca para estos casos.
Según Anna Wester, del tribunal de Estocolmo, este proceso de carácter internacional no tiene precedentes en la historia de los dos países.
El caso es muy sensible en Irán, donde defensores de derechos humanos acusan a funcionarios que actualmente ocupan altos cargos en el gobierno de haber participado en dichas ejecuciones.
Uno de ellos es Ebrahim Raisi, acusado por Amnistía Internacional de haber sido miembro de una “Comisión de la muerte”, que se encargó de las ejecuciones.El nuevo presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisi (EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH/Archivo)
Interrogado en 2018 y en 2020 sobre estas ejecuciones, Raisi negó haber estado implicado, pero rindió “homenaje” a la “orden” dada, según él, por el ayatolá Khomeini de proceder a la purga.
Treintena de demandas
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de defensa de los derechos humanos hacen campaña desde hace años para que se haga justicia por la ejecución extrajudicial de miles de iraníes, en su mayoría jóvenes, en todo Irán, cuando se acababa la guerra irano-iraquí.
En ese periodo, se sospecha que Hamid Noury participó en la ejecución de otros presos en base a su ideología o creencias, consideradas opuestas al “Estado teocrático iraní”, según la fiscalía.Partidarios de la los muyaidines de Irán protestan frente al Tribunal de Distrito de Estocolmo el primer día del juicio de Hamid Noury (Stefan Jerrevang/Agencia de noticias TT/REUTERS)
Objeto de una treintena de demandas de partes civiles -de víctimas, testigos o allegados a las víctimas– el acusado “niega toda acusación de implicación en las presuntas ejecuciones de 1988”, según su abogado Thomas Söderqvist.
Iraj Mesdaghi, antiguo preso de Gohardasht, tendió una trampa a Hamid Noury para que visitara Suecia. Según explicó a la AFP, le prometió un viaje en “crucero de lujo” por el norte de Europa.
“Recibí una carta de la parte del ex marido de su hija. Me decía que me podía ayudar a detenerlo, ganándome su confianza”, explica a la AFP este testigo clave en este caso muy sensible, tras haber elaborado un dosier de “varios miles de páginas” en Londres y en Estocolmo.
Hamid Noury creyó que iba a encontrarse con su nieta, que se encontraba en Suecia, y embarcarse en el viaje de lujo por varios países de Europa, pero a su llegada a suelo sueco fue detenido.
“Es la primera vez que un verdugo debe responder de sus actos ante la justicia de otro Estado”, se felicita Iraj Mesdaghi.
A principios de mayo, más de 150 personalidades, entre ellas, premios Nobel, jefes de Estado o de gobierno y antiguos responsables de Naciones Unidas, reclamaron una investigación internacional sobre estas ejecuciones de 1988.
(Con información de AFP)