Desde que arrancó la actual gestión del Ejecutivo posadeño una de las banderas que se levantó fue la de reorganizar el tránsito. Para ello no sólo se promocionó de todas las maneras posibles que se venían tiempos nuevos, sino que se creó la Secretaría de Movilidad Urbana, que abarcó todas las aristas relacionadas a la temática.
Pasó un tiempo prudencial, hubo decisiones de raíz, pero el planteo es si éstas mejoraron el tránsito vehicular y a su vez hubo efecto colateral positivo. Precisamente una de las movidas está ligada al estacionamiento. Primero ya se movió el avispero con las variantes del Sistema de Estacionamiento Medido (SEM), que provocó quejas de los cuidadanos. Y ahora, lo último que se convirtió en el ojo de tormenta tiene que ver el límite para estacionar en cercanía a los locales gastronómicos, lo que perjudica claramente a estos últimos.
Así, crece el malestar entre los vecinos del centro de la ciudad y el sector comercial y gastronómico por los cambios en la movilidad urbana. El primer desencuentro con el sector gastronómico se produjo por el mal manejo del tránsito durante la Estudiantina. Es que por lo bajo se murmuró que “lo que debía ser un evento turístico y comercial terminó siendo un perjuicio para el sector de restaurantes y bares”. ¿Por qué? Los vallados en inmediaciones al sector de la costa destinado a la fiesta estudiantil no contempló que a los gastronómicos, quienes perdieron clientes porque acceder fue prácticamente imposible.
A ello se suma que comenzaron a ser más rigurosos en la propia Costanera y zonas de Villa Sarita como forma de “ordenar” el tránsito de manera discrecional. Aumentaron los controles y hasta hubo multas a automovilista en horario nocturno por estacionar sobre el cordón pintado de amarillo. Lo llamativo es que cobran la multa como SEM, cuando ya se está fuera de horario y, lo más llamativo no abarca el radio de Villa Sarita y Costanera.
A esto se suma la problemática en la escuela Stella Maris, en donde no llega el SEM y ahora los padres que pasan a buscar a sus niños se encontraron con más del 50 por ciento del espacio -que antes se podía estacionar- como un lugar prohibido
“Pareciera que la Municipalidad comenzó una cacería de brujas disfrazada de ordenamiento urbano”, vociferan los conductores.
En conclusión, Movilidad Urbana decide dónde estacionar en estos casos de manera arbitraria. Con esto, la bronca comenzó a reflejarse. Y toma mayor voltaje.