Doce personas murieron y más de 30 resultaron heridas, entre policías, militares y presos, durante un operativo de traslado de reos realizado este lunes en la principal cárcel de Paraguay, la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, virtualmente tomada por el grupo criminal Clan Rotela, intervención que el presidente Santiago Peña destacó como “histórica y sin precedentes”.
A la primera información sobre la muerte de un policía le siguió el anuncio de que también fallecieron siete presos, pero horas después el jefe de la Policía Nacional, Carlos Benitez, elevó a nueve el número de detenidos muertos, con lo que la cifra total subió a 10.
Bien entrada la tarde, el forense Pablo Lemir informó de otros dos presos muertos, lo que completa la cifra de 12 fallecidos, un policía y 11 detenidos.
El jefe policial dijo además que la penitenciaría ya estaba “totalmente controlada” y que fueron 700 los detenidos -todos con el torso desnudo y esposados- llevados a otros centros.
Uno de los presos a trasladar era Armando Javier Rotela, considerado el líder del llamado Clan Rotela, una organización señalada por las autoridades como responsable de buena parte del negocio del narcotráfico en el país.
Ninguna de las autoridades detalló la causa de las muertes de los presos, pero se sabe que hubo fuertes enfrentamientos hasta llegar a la zona del penal en la que se ubicaba Rotela, donde vivía con su esposa embarazada y tenía muchas comodidades.
Aseguró el primer mandatario paraguayo que por décadas el penal de Tacumbú se convirtió en un centro desde el que operaban grupos criminales, “planeando asaltos y distribuyendo estupefacientes que envenenan a más de 90.000 jóvenes de Asunción y localidades del departamento Central”.