Al producirse la revolución de Mayo, el gobernador de Misiones, Tomás de Rocamora, adhirió de inmediato a la Primera Junta de Buenos Aires. Por su parte, los cabildos guaraníes de Concepción, Yapeyú y Candelaria acompañaron, pero con ciertas reticencias, debido a que Asunción desconoció a la junta porteña. En virtud del peligro, Rocamora le solicitó a la Junta el envío de tropas. En septiembre de 1810, esta designó a Manuel Belgrano al frente del ejército que se dirigiría al Paraguay. Las tropas partieron desde Buenos Aires y pasaron por todo el litoral: Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, en donde Belgrano estableció su campamento provisorio en Candelaria. Desde allí se contactó con los liderazgos guaraníes, que lo apoyaron sin una adhesión absoluta. El último día de 1810, Belgrano sancionó el Reglamento para el gobierno de los 30 pueblos de las Misiones, cuya impronta liberal y moderna lo definen como un humanista. Sin embargo, ese programa político no alcanzó para sumar a los guaraníes a la revolución, algo que harían poco después, pero bajo las banderas del federalismo artiguista.