Desde hace varias semanas era un secreto a voces que Ignacio Barrios Arrechea tenía los días contados como director ejecutivo de la Entidad Binacional Yaciretá (EBY). Y esto, tomó tal dimensión que con el correr de los días el propio funcionario entendió que ya no tenía crédito ni lugar. Es más, comenzaron a trascender nombres de posibles sucesores, lo que no hizo más que abrirle la puerta de salida.
Pero antes de que se haga oficial su despido de la EBY, fue el propio funcionario quien oficializó su renuncia ante Presidencia. A partir de allí hubo un compás de espera que terminó hoy cuando de manera oficial se comunicó que ya no estaba al frente de la entidad.
Pero, ¿qué llevó a este abrupto final? Cuando asumió en junio de 2020 las expectativas se renovaron. Un dirigente misionero, con el espaldarazo de que su padre fue gobernador, y conocedor de la coyuntura de la provincia asomaban como el antídoto necesario para cubrir las demandas que podían presentarse, con el tema energético como prioridad.
Sin embargo, fueron esporádicas las apariciones públicas en las que hubo anuncios en las que se reflejaban las políticas llevadas adelante por su administración. Como contrapartida, armó una coraza y desde allí eligió a los interlocutores, acción que de a poco quedó de manifiesto hacia dónde quiso ir. Entre ello, su vínculo con el oficialismo misionero fue frío, casi por compromiso; sin embargo, atendió con frecuencia a dirigentes afines de Juntos por el Cambio y la caja de la EBY –comentan por lo bajo- fue clave en las últimas elecciones legislativas de ese frente.
Uno de los motivos que hizo que varios dirigentes nacionales pongan el grito en el cielo fue que un dirigente radical, con años como concejal, logró un caudal de votos importante en las últimas legislativas gracias al fuerte apoyo de la Entidad Binacional.
Para que quede más claro, Barrios Arrechea buscó sólo un socio para jugar y relegó a los demás, entre ellos el más importante, el partido que gobierna la provincia. Desde un lugar al que todos quieren llegar, quedó expuesto porque no pensó en construir con las voces de todos los actores, sino que benefició a sus allegados del PRO-Radicalismo, hecho que a la larga le pasó factura.
Es más, no se recuerda que haya adoptado decisiones de raíz, en las que se muestre claramente cuál era el Norte de la EBY. Queda la impresión que buscó otro tipo de gestión, que al fin de cuentas aceleró su salida. Y estos cargos no se prestan, por la relevancia que tienen y la exigencia que demandan. Hoy, con la página dada vuelta, se lamentará que se perdió un puesto determinante para Misiones porque no se tomaron decisiones clave, que trasciendan, que marquen una hoja de ruta. Sólo se recordará que Barrios Arrechea pasó casi sin pena ni gloria por la entidad.