Fue tan comentado en las últimas semanas, y de hecho fue una campaña corta pero intensa, que las elecciones pasaron de un plumazo. De la espera extensa, se extinguieron rápidamente, con el broche del escrutinio final que dejó de manera oficial lo que se sabía: la confirmación del oficialismo, la apertura de nuevos candidatos y el mismo esquema opositor. Es cierto que el caudal electoral disminuyó, aunque cada uno hará un análisis de qué expresó la sociedad en las urnas el pasado 6 de junio.
Cada fuerza tendrá sus puntos que inclinarán la balanza a favor o en contra, pero hay un denominador común que demanda la coyuntura. Por un lado hay que seguir cerca de la sociedad, desde el poder del Estado que sea; y por el otro, sostener los cuidados sanitarios como condición indispensable.
Por el lado del oficialismo, la confirmación como principal fuerza está fuera de discusión. Lo demuestran las bancas conseguidas en Diputados y el hecho de lograr mayoría en el Concejo Deliberante posadeño, aunque hubo un par de llamados de atención como lo que ocurrió en Oberá y Alem, distritos en los que Juntos por el Cambio tomó la delantera. Más allá de ello, si hay que algo que genera una mueca de optimismo en la renovación tiene que ver con la nómina de candidatos y el logrado recambio. El hecho de haber oxigenado los aspirantes a la Legislatura, como también sumar nombres que piden pista (caso Malena Mazal) en el ámbito de los ediles locales es una buena señal. Sobre todo para ratificar que el recambio es uno de los mandatos que persigue el partido.
Ahora bien, la oposición también se muestra conforme, sobre todo del lado del radicalismo, cuyo fuerte (más allá de tener al diputado cabeza de lista dentro del partido) estuvo en que ubicó a tres concejales, entre ellos dos nombres que también marcarán un recambio, como los casos de Pablo Argañaraz y Santiago Koch.
Ahora habrá un margen de menos de seis meses en los cuales, aquellos que llegarán por primera vez a la función pública deberán ajustar proyectos, equipos y meterse de lleno en el barro, con el agregado de que la lupa se posará sobre ellos.
En el mientras tanto, la Provincia mantiene su estrategia: ante el DNU de Nación sobre las restricciones, desde este lado habrá autonomía con respecto a las actividades y un seguimiento focalizado sobre los municipios que puedan estar más complicados. Respecto de las clases, todo continuará como hasta ahora, con la aclaración de que las vacaciones de julio no se van a adelantar, como planifican en otros distritos.
En consecuencia, más allá de los resultados electorales y las buenas sensaciones y los sinsabores, hay un foco en el cual no hay que desviarse. La coyuntura demanda, por lo que el día después de las elecciones, con su posterior análisis, no dio margen para tomarse un recreo. Al contrario, empujó a que no se deben descuidar las obligaciones.