Desde hace varios días se percibe en la provincia un aumento progresivo de confianza, estimulado quizás por el contexto sanitario que se encuentra contenido. Y a partir de esa puerta abierta se producen actos que desnudan a las reglas, las cuales de pasar a ser cumplidas prácticamente en un ciento por ciento, comienzan a resquebrajarse. Se ve en el día a día con el uso de barbijos, por ejemplo. Pero también con aquellos que deciden retornar a la tierra colorada de alguna zona de riesgo por coronavirus. Llamativamente, a pesar que el gobierno provincial impuso la barrera sanitaria al exigir un certificado que indique que la persona que arriba no está infectada, se dan casos de aquellos que tratan de evadir los controles de las maneras que sean. Es decir, el objetivo es llegar sin importar cómo y sin que las autoridades puedan constatar de manera formal esa figura de carnet sanitario que se exige.
A todo esto hay un punto más: en algunas localidades hay cierto recelo con integrantes de las fuerzas federales, que vienen a cumplir la cuarentena principalmente desde el Amba (existen casos también en que trabajan quince días en Buenos Aires, generalmente, y el mismo período están de licencia). Entonces, la pregunta es: ¿se controla a rajatabla que éstos se mantengan aislados el período que corresponde? Es cierto que sobre este punto es importante la responsabilidad social, pero hay que ser claros: quien no cumpla lo que indica el protocolo debe recibir la sanción que le corresponde. Y los vecinos, de hecho hubo casos, deben hacer saber a las autoridades si esto ocurre.
El porqué no es tan difícil de explicarlo. En esta semana que culminó, de la noche a la mañana Misiones terminó con cinco nuevos infectados. Como contrapartida, se habilitó el turismo interno. Uno de los bastiones de la provincia y que cuenta con un número importante de trabajadores que dependen del rubro. Casi que está de más citar el caso de Iguazú, aunque simboliza las heridas que deja la pandemia.
Por ello, en un momento de evolución, llegaron las buenas para el sector, que se mostraba expectante. Sin embargo una cosa ata a la otra. Para llegar a este presente fue necesario es diagnóstico preciso, abarcativo y racional. De ahí que otra vez, aunque sea un paliativo, los misioneros lograron un recreo, tan necesario en estos tiempos, en período de vacaciones.
Hay que tomar nota. La fórmula es sencilla: nadie desea retroceder de fase como ocurrió en otros distritos del país. Entonces, el control sobre los que llegan a la provincia del órgano encargado de esta tarea debe ser solvente; como también de la misma ciudadanía. Porque hay algo que está claro en estas últimas horas: hecho el carnet (certificado) para ingresar, hecha la trampa.
Números que hablan
Desde que el oficialismo llegó al gobierno en 2003 las políticas siempre estuvieron claras: usufructuar de los recursos locales para que los misioneros se vean beneficiados. Así, la misión de bajar el desendeudamiento fue uno los objetivos. Y así lo indican los números, ya que la deuda provincial por habitante en 2019 llega a $6,5. A esto se agrega el stock, que asciende a 6.455 pesos, cuando el promedio a nivel país supera los 34 mil. De esta manera, Misiones es una de las provincias con menor déficit per cápita del país, sustentado en un uso idóneo de sus finanzas. Una marca registrada que a medida que pasa el tiempo se hace más notoria.