Son varias las facetas que ofrece la política. Pero hay dos que son el agua y el aceite y muestran no sólo lo que se es y lo que no se debe ser, sino que deja marcado la proyección de un dirigente a la hora de hablar de responsabilidades. Con esa vara, tanto los frentes como demás partidos resolvieron en los últimos días quiénes serán los nombres de los candidatos que aspirarán a una banca en las próximas elecciones legislativas del 6 de junio en la provincia. Por lo que se observó, principalmente entre los candidatos a la Legislatura provincial, algunos confiaron y le dan crédito a quienes ya venían en esa carrera. Otros apuntaron a confiar en nombres que cuentan con un legajo interesante y que podrían darle un toque de frescura a este momento.
Pero más allá de ese análisis, lo importante de los nombres propios pasa por el compromiso que implica aspirar a la función pública. Entender que abarca un compromiso ciento por ciento y que por ende, la prioridad es el bienestar de la sociedad y no las cuestiones personales.
Hay algunos que lo entienden y por ello están donde están. Puede resultar un poco antipático dar nombres, pero cuando el momento lo requiere (como este contexto sanitario) alzar la mano y decir presente sin importar las consecuencias tiene un plus que no se puede minimizar.
A partir de allí hay una empatía con el electorado. Demostrar que primero están los temas de coyuntura para afrontarlos y resolverlos; y en el ámbito interno que el partido se encuentra por encima de los nombres, además de que la humildad es una cualidad que debe formar parte del ABC.
Asumir una banca implica mejorar lo hecho e innovar. Todavía los desafíos son varios y no es momento para bajar la guardia. Al contrario, esta etapa requiere de entereza, solidaridad y trabajo en equipo.
Hace un tiempo no muy lejano fue el propio gobernador Oscar Herrera Ahuad quien marcó el eje: “El que no quiere trabajar que se vaya a su casa”. Algo se de eso se vio cuando visitó Puerto Iguazú de forma reciente, por la problemática del agua, y ante la vista de todos bajó indicaciones de lo mal que estaban las instalaciones. Acto seguido llegó el reto a un funcionario de su gobierno. No fue sólo un llamado de atención. Fue un mensaje que llegó de forma clara. La vara está alta, más en estos tiempos en que la sociedad se encuentra sensible y necesita contención.