Uno de los hallazgos paleontológicos más importantes de los últimos tiempos tiene a un misionero encabezando la investigación. Se trata de Matías Motta, el obereño de 27 años que lideró la expedición en Campo Violante, en cercanías al embalse Ezequiel Ramos Mexía, Río Negro, de donde se extrajeron los pequeños fósiles de lo que fue denominado Overoraptor chimentoi, un pequeño dinosaurio de la familia de los raptores y emparentado con las aves.
Matías es becario del Conicet y trabaja desde hace algunos años en el Museo de Ciencias Naturales ‘Bernardino Rivadavia’, de Buenos Aires. La expedición fue subsidiada por National Geographic y se realizó en 2018 durante catorce días de trabajo de campo. No obstante, después de varias etapas, el trabajo recién vio la luz hace unos días cuando la investigación se publicó en la revista The Science of Nature.
Como todo gran descubrimiento necesita de un gran equipo: en la investigación publicada lo acompañan como autores Federico Agnolín, Federico Brissón Egli y Fernando Novas, todos ellos pertenecientes al museo.
“Los primeros restos de este dinosaurio se hallaron en 2013 en una campaña muy breve de Fernando Nova con Marcelo Isasi en el mismo lugar. Allí encontraron un montón de restos fósiles entre ellos unas pequeñas garras de un dinosaurio muy chiquitito”, cuenta Matías a El Territorio.
Esas garras fueron lo primero que Matías analizó cuando ingresó al museo y fue lo que lo incentivó a pedir un subsidio a National Geographic y continuar el camino hasta llegar a lo que ahora se conoce como Overoraptor chimentoi. Al volver en 2018 se encontró con muchas otras piezas que fueron siendo estudiadas.
“Hicimos un estudio anatómico del dinosaurio y nos dimos cuenta de que era una nueva especie porque presentaba características únicas. Comenzamos a compararlo con otros dinosaurios, sobre todo con los raptores, porque se trata de uno de este grupo de carnívoros que una de las características es poseer una garra muy afilada en el dedo índice de sus patas”, explica Matías.
El overoraptor es un dinosaurio pequeño de más de 90 millones de años de antigüedad que no llegaba el metro y medio, sin embargo, se puede decir que era muy veloz.
El joven obereño sostuvo que el descubrimiento es importante porque supone una nueva especie para Argentina y uno que no se encuentra en otras partes del mundo. Además visibiliza que la Patagonia sigue siendo un lugar rico para seguir explorando.
“Este descubrimiento es súper importante y emocionante para mí porque fue de los primeros restos con los que empecé a trabajar en el museo y el que me brindó la oportunidad de tener mi propio proyecto de National Geographic”, comparte.
Y en esa misma línea agrega: “Tiene muchísima carga emocional porque este grupo con el que trabajo, de los dinosaurios raptores de Sudamérica, fue mi primera aproximación a encabezar una expedición y un trabajo científico y ojalá me abra puertas en el futuro”.