Hace una semana aproximadamente medios de Buenos Aires remarcaban que los principales centros turísticos de Brasil a los que suelen frecuentar los argentinos crecían en contagios de Covid e incluso que los centros sanitarios se veían abarrotados de personas que querían testearse. Al respecto, este medio dialogó con misioneros que decidieron veranear en el país vecino y su mirada sobre lo que se planteó al inicio fue totalmente diferente.
Una de las que se pronunció y contó cómo pasaron en el país vecino fue Belén, quien viajó con su pareja y otra pareja de amigos a la playa de Barra da Lagoa, Florianópolis. Señaló que no escucharon sobre aumento de contagios, tampoco observaron si los centros de salud estaban concurridos para hacerse el test. Sin embargo, ya de regreso y después de pasar poco más de diez días, ingresaron al país por Bernardo de Irigoyen y sólo una fue “testeada” y dio negativo. Lo llamativo ocurrió tres días después cuando se hicieron el hisopado y les dio positivo, “seguro nos contagiamos allá”, remarcó Belén.
La conjetura de la joven se basa en que en el regreso los que primero dieron positivo fueron sus amigos y recordó que en una ocasión fueron a una playa cercana a Barra da Lagoa a comer y estaba “llena”, prácticamente todos “sin barbijo”. Por eso “yo decía (en ese momento) que teníamos que tener puesto porque claramente era un foco de contagio”.
Acerca de los precios y la comparación peso-real contó que no están tan desfasados, y que hay cosas puntuales que sí están un poco más caras que en la Argentina.
Para recibir al Año Nuevo, Matías y un grupo de amigos viajaron a Camboriú. Con los trámites requeridos hechos, se instalaron poco menos de una semana en la ciudad, donde –destacó el joven- no percibieron que se hable de contagios. Sí había casi nula presencia de argentinos, “no nos cruzamos con ninguno”, y tampoco sintieron los efectos del derrumbe del peso. “Te convenía el débito”, remarcó.
Para la vuelta contó con una particularidad. En Irigoyen, como ocurrió en la ida, tanto a él como a su amigo no le exigieron el examen PCR y eso que antes de retornar abonaron 200 reales ese test.
Otro misionero que dirigió su excursión a suelo brasileño precisó que en Bombinhas “todo tranqui, nadie habla de contagios por acá”, y agregó: “Es más; veo que es una locura de contagios ahí”. Remarcó luego que para ingresar le pidieron el carnet de vacunación y declaración jurada y que al regreso deberán hacerse el PCR (él, su esposa y los chicos). “Yo tengo tres dosis y mi familia todos dos”, cerró el joven quien luego se dirigió a Ingleses, en Florianópolis.
De su lado, Miguel y su familia contó que hay “muy poca gente en las playas” de Capao da Canoa. Y en los supermercados “también poca gente”. Agregó que “no hay muchos contagios según los medios escritos” y sobre qué requisitos le pidieron para viajar contó que “nosotros pasamos con declaración jurada más carnet de vacunación de todos”.
Sobre el retorno, remarcó que “al volver a Argentina nos piden un PCR por auto”, subrayó que hay pocos autos argentinos y “a los amigos que andan por otras playas por las dudas no los visitamos por precaución”.