La sociedad civilizada se encuentra dentro del Estado. Que es una forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio. Y que a su vez está compuesta por el conjunto de poderes y órganos de gobierno. Con estas características, el individuo como tal pertenece a ese Estado y debe asumir el compromiso de respetar las normas de convivencia, como así también tiene la facultad de que goza de libertades para comportarse. Pero esa línea entre lo reglamentado y la libertad muchas veces suele ser delgada. A veces demasiado. E invita a que el ciudadano infrinja lo establecido, con el argumento de que goza de licencias para hacerlo. En esta pandemia, con la complejidad del caso, son menos los ejemplos en Misiones. Pero cuando ocurren, son un llamado de atención que señala que hay algo que no se comprende. La cuarentena puede significar, a estas alturas, difícil de sobrellevar; sin embargo, sobrepasar las leyes establecidas para este momento significativo e histórico aumenta el riesgo para todos. El caso del hombre que en la Costanera desobedeció las recomendaciones de respetar el protocolo sanitario debería quedar aislado (valga el momento para hacerlo) y a su vez ayudar a recordar que rigen conceptos clave, monitoreados por la Provincia.
Y además poner el acento que hace una semana el gobierno nacional tomó determinaciones que abarcaron a todo el país, entre lo más relevante, como la suspensión por dos semanas de las reuniones familiares. Entonces, si la Nación adopta una medida que comprende a todos, ¿cómo no respetarla? Por caso, y por más que en la provincia esté controlada la situación, el mensaje (traducido en decreto) fue parejo. Y se entendió, como lo demanda la situación y por más que pueda significar antipático, con los operativos de las fuerzas con el fin de evitar cualquier tipo de sorpresas. Prácticamente todos los rubros están en marcha, dentro de la nueva normalidad. Es cuestión de entender que hay otra forma de vivir, con otras pautas y nuevas obligaciones. La esencia es la misma, sólo que a veces hay que otorgarle mayores dosis de sensatez.
Misiones, entusiasta
El acuerdo al que llegó el país con los bonistas más duros por parte de la deuda, a principios de semana, generó alivio en todos los sectores. Y entre las que pelean y muchas veces en desventaja se encuentran las provincias, que se sintieron parte de este buen paso y alimentaron las expectativas. El gobernador Oscar Herrera Ahuad puso énfasis en que la provincia encontrará oportunidades de mercados “por la vigorosa reactivación económica que propiciamos en este tiempo”. Y allí es bueno detenerse: Misiones supo articular el regreso a las actividades de forma gradual. Por ello, esa postura más este envión a nivel nacional da mayores garantías para, dentro de un contexto inesperado y nocivo, saber que se puede proyectar.