Este jueves murió Nora Cortiñas, una de las madres de Plaza de Mayo más reconocidas e ícono de mil luchas. Su vida cambió para siempre en 1977, cuando la última dictadura secuestró y desapareció a su hijo Gustavo. Desde entonces, se sumó a la militancia por los derechos humanos y acompañó cada lucha que pudo. Le decían “la madre de todas las batallas”. Tenía 94 años.
Hasta principios de mayo, participó en silla de ruedas de las rondas de las Madres en Plaza de Mayo. Siempre con un pañuelo blanco en su cabeza y una foto de su hijo desaparecido (que nunca apareció) colgada al cuello, solía participar de infinidad de luchas. Podía ir hasta Santiago del Estero y defender campesinos, anudarse un pañuelo verde en la muñeca y pedir por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito o ir a una comisaría de noche para pedir la liberación de una militante de La Poderosa, víctima de violencia policial. Era Norita. De palabras firmes y sonrisa encantadora.
En los años 70, su hijo Gustavo se sumó a la militancia política como tantos jóvenes de su generación. Militaba en la Juventud Peronista (JP) y hacía trabajo social en la villa 31, en Retiro, donde conoció al padre Carlos Mugica. A Norita, como a cualquier madre, le preocupó que su hijo participara políticamente en una época de violencia política y represión estatal.
El 15 de abril de 1977 Gustavo fue secuestrado en la estación de trenes de Castelar. Tenía 24 años, estaba casado con Ana y tenía un hijo, Damián. Norita salió a buscarlo por todos lados. Al poco tiempo, se acercó a organismos de derechos humanos como la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) o la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).
Al mes del secuestro de Gustavo, fue a Plaza de Mayo. Un cuñado le había contado que un grupo de madres de desaparecidos se juntaban ahí para pedir por sus hijos e hijas. Ahí nació una nueva Nora. Sin dejar de ser la mujer que cosía y se dedicaba a su familia, se convirtió en una Madre de Plaza de Mayo. La búsqueda de Verdad y Justicia y la lucha contra la injusticia social del presente comenzaron a ser parte de su vida.