TÉLAM desde su creación, el 14 de abril de 1945, impulsada por la entonces Secretaría de Trabajo y Previsión, tuvo como objetivo hacer frente a la hegemonía informativa de las agencias estadounidenses dentro del territorio (Associated Press, United Press International).
(Crónica + fotos + video: CELINA GIRULA para CIRCUS y GENTECONONDA.COM)
Esta semana en menos de 72 horas desde el discurso del presidente Javier Milei en el marco de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, hizo efectuar sus dichos sobre el desfinanciamiento total y cierre de la agencia de noticias y publicidad TÉLAM. Dicha agencia funcionó hasta la actualidad como la mayor agencia de noticias de Latinoamérica difundiendo 500 cables por día, a más de 800 medios de comunicación y facturando anualmente alrededor de 1.333.423.001,78 pesos según un informe de la periodista Irina Sternik para ´Lado B´.
Las altas vallas de hierro desplegadas en la madrugada del lunes sobre la calle Bolívar al 531 de la Capital (una de las tres sedes de la agencia) fue el símbolo más duro de un operativo que tenía el fin de impedir la llegada de periodistas, fotógrafos y trabajadores de prensa dispuestos a realizar sus cotidianas tareas en la Agencia de Telenoticias Americana. Esta no sería la primera vez que la agencia es intervenida, a partir del golpe de estado en 1955 (de la autoproclamada “Revolución Libertadora”) en adelante los gobiernos dictatoriales intentarían desmantelarla con el fin de unificar el discurso oficial militar acallando la pluralidad de voces. Sin embargo, esta vez es la primera ocasión que se interviene tan duramente la agencia en un gobierno electo por los mecanismos democráticos.
La policía como portero de entrada
Hoy, Daniel Bello, delegado de TÉLAM cuenta a ‘QUIEN DIJO?’ que al llegar a su trabajo temprano en la mañana como cualquier lunes, se encontró con altos hombres armados portando el uniforme policial ante la fachada de su lugar de trabajo. En el mismo momento en que están contemplando el operativo y el avance policial llega a su mail una notificación dispensándolo de tomar funciones por el lapso de siete días.
“Nunca se había visto un accionar así sobre un medio público. Nunca se había evitado de tal manera el ingreso” refiere mientras acompaña al endémico relato sobre la actuación policial de la calurosa jornada porteña, que fue posteriormente acompañada de un abrazo simbólico hacia el edificio.
La “reconstrucción”
Dando de bajas las claves de acceso al servicio desde donde se abastecen los abonados de TÉLAM quienes pagan por sus servicios de cobertura de variadas temáticas tanto nacionales como internacionales se encontraron sin poder acceder.
Asimismo, públicamente se dio la baja de la web en la cual se esboza un escueto mensaje en letras enrojecidas: ´Página en reconstrucción´. Dejando así fuera de servicio por primera vez a la agencia nacional de noticias con casi ochenta años de trayectoria.
“No podemos trabajar. La intervención lo que hace es impedir que podamos realizar nuestra actividad” continúa Daniel.
“Un cínico es un hombre que conoce el precio de todo y no da valor a nada”. (Oscar Wilde)
En la valla atado de un hilo cuelga en protesta un blanco cartel: “Por la libertad de comunicación e información a todo el país”. La Agencia Nacional de Noticias distribuye libremente y abastece a medios tanto públicos como privados, así como a los grandes medios hegemónicos tanto en su material fotográfico como informativo por la cobertura federal de su corresponsalía a lo largo, ancho y diverso de nuestro país.
Es una operación difícil valuar en términos históricos, culturales y periodísticos a esta entidad estatal que abastece a un mercado mediático que poco apetece al capital. En la apuesta de quien debe generar y distribuir información nos encontramos ante un panorama un tanto más desolador para una sociedad tan hipermediatizada. Poco es el interés privado en invertir en cualquier mercado que no le sea redituable en términos económicos y un gran vacío queda a disputarse por quien se encargará de garantizar el derecho a la información.
Como supieron reflejar las grandes obras distópicas de Huxley, Orwell y Bradbury. La temperatura que enciende al papel enciende también a un pueblo carbonizado y quemado por la violencia.
“El olvido de la historia es el primer paso hacia el control de la sociedad” (del libro: ‘Farenheit 451’ (1953) de Ray Bradbury)