El proyecto genera expectativas porque es el único, en la última década, en llegar a fase 3. Es coordinado por Janssen a nivel mundial y por la Fundación Huésped en el país. La comparación con el Sars CoV-2 para entender por qué cuesta tanto desarrollar una vacuna para el Virus de la Inmunodeficiencia Humana.
Janssen, que pertenece al grupo Johnson & Johnson, lleva adelante los ensayos en fase 3 para la producción de una vacuna capaz de prevenir la infección con VIH. El proyecto es conocido como “Mosaico”, reúne a 3800 voluntarios de todo el mundo y prevé reportar los primeros resultados de eficacia y seguridad hacia 2023. En Argentina, la Fundación Huésped se ubica como uno de los centros que participan de la investigación, y se suma a las pruebas que también se realizan en laboratorios de Brasil, España, Estados Unidos, Italia, México, Perú y Polonia.
Leandro Cahn, Director Ejecutivo de Huésped, narra los detalles sobre las pruebas de una tecnología que podría quedar en la historia. “Hace unas semanas se cerró el enrolamiento de voluntarios. Una de las coordinadoras médicas de la Fundación mandó un mail a todo el staff, un mensaje muy lindo lleno de emoción y de orgullo por poder ser parte de esto. Es un trabajo duro, pero muy gratificante, ojalá tengamos una vacuna. Es el primer candidato vacunal que llega a esta instancia en 10 años”. Y luego continúa: “Huésped es uno de los centros alrededor del mundo donde se desarrollan los ensayos. Nosotros coordinamos la estrategia de enrolamiento para los voluntarios y las voluntarias, un proceso con el objetivo de asegurar que cada uno de los individuos cumpla con los criterios de inclusión y de exclusión en el estudio”, explica.
Contar con una vacuna para prevenir el VIH implicaría un hito, un punto de inflexión en el rumbo de esta infección. Según la OMS, a finales de 2019, había 38 millones de personas infectadas, por lo que aún constituye uno de los principales problemas para la salud pública mundial y, según se calcula, ha ocasionado 33 millones de fallecimientos. En las últimas décadas, esta situación se ha modificado por el acceso a mejores estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento eficaces; que provocaron que las personas con el virus puedan llevar una vida larga y saludable.